martes, 25 de noviembre de 2008

Morir de pena. ¿cuando la administración pensará en los ciudadanos?


Leer con atención este artículo de Rafael Méndez publicado en el Pais del 25/11/08. la foto es de Marcial Guillem.



Cuando el pasado 18 de julio el Ayuntamiento de Murcia derribó la casa de Violante en la huerta para construir una gran avenida, sus familiares no paraban de repetirlo: "No podrá vivir mucho fuera de la huerta, no soportará vivir en un piso". Violante, de 84 años, sólo resistió cuatro meses. Ayer falleció en Murcia de "parada cardiorrespitoria, shock séptico y fallo multiorgánico", según informó la familia. Sus familiares dicen que falleció de pena, después de luchar durante más de un año por mantener su casa en la huerta.

Hace un año Violante y su marido, Pedro Camacho, de 90 años, fueron noticia porque en el último instante un juez paró los planes del Ayuntamiento de Murcia de derribar la vivienda la vivienda en la huerta y realojar al matrimonio en un piso. El juez tomó la medida para "paliar las graves consecuencias que para la salud" del matrimonio de ancianos "podría conllevar su desalojo y no realojo en condiciones similares". Los ancianos habían vivido toda su vida en una casa de la huerta de Murcia, con gallinas, gatos y limoneros y el juez, basado en los informe médicos, temía por su salud si los mandaban a un piso. Pedro y Violante entendían que su casa podía estorbar, pero pedían una similar, aunque fuese más barata que el piso que les tocaba. El juez impidió el derribo "hasta tanto tenga lugar su realojo provisional en vivienda de similares condiciones en el entorno de la expropiada".
El Ayuntamiento recurrió con el argumento de que esas viviendas en al huerta estaban "condenadas a desaparecer". Y ganó. El Tribunal superior de Murcia falló el pasado mes de junio que, aunque "el abandono de su vivienda" podía "ocasionar perjuicios" a la pareja la vivienda había "sido expropiada y necesariamente debían abandonarla".
El pasado 17 de julio, Violante y Pedro dejaron la casa que habitaban desde 1946. Al día siguiente la piqueta derribó la vivienda. "Desde entonces ella decía que no quería vivir así. Después de toda la vida en la huerta un piso no era bueno para ella y los médicos lo habían advertido", explica su familia. Hace un mes ingresó por primera vez en el hospital y el 10 de noviembre un parte médico alerto del deterioro que sufría la mujer por el desalojo. Anoche falleció en el hospital. Su familia quiere que se conozca el caso: "Hay muchos huertanos que abandonan su casa porque los expropian y se mueren de pena. Que se sepa que esto ocurre".

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